DISCURSO XXV ANIVERSARIO

DISCURSO DE BIENVENIDA
XXV ANIVERSARIO DE LA PROMOCIÓN PORTACELI 1985
19 DE JUNIO DE 2010
ANGEL GARRIDO



INTRODUCCION (De monedas)
El Padre Parrado llegaba a clase con su rebeca verde y sus carpetas azules de gomillas marrones. Se subía a la tarima, dejaba las carpetas sobre la mesa y se giraba hacia los alumnos en actitud inquisitoria hasta que el silencio se hacia solo. Entonces se santiguaba con parsimonia y rezaba un Ave María con una voz eléctrica monocorde.
Cuando todos estábamos sentados y sacábamos nuestros cuadernos para tomar aquellos desastrosos primeros apuntes de nuestra historia de estudiantes, el Padre Parrado comenzaba a penetrar las filas de las mesas de los alumnos, desde su inicio hasta su fin, con su carpeta en la mano izquierda y alzando la derecha mientras dictaba la lección de aquél día: la duda metódica de Descartes.

Primero se adentraba entre las filas una y dos. Alarcón, Argueso, Artigas, Balbuena, Del Barco, Casal…por el otro lado Galán, Garcia de Pesquera, Garrido…
Luego entraba entre las filas dos y tres, De nuevo Galán, Pesquera, Garrido, Luca de Tena pero también  Hebrero, León Molinari, Pacos Ostos. Y así iba paseando entre las filas dando la lección y lanzando de vez en cuando una pregunta al aire que era la mayoría de las veces resuelta por Eduardo Tomás. Quién si no.

De alguna u otra manera, el Padre Parado conseguía mantenernos a todos atentos y alertas con sus paseos y sus preguntas inesperadas. Ninguna zona de la clase quedaba fuera de su radio de acción.
Por si fuera poco Parrado era capaz de girarse repentinamente 180 grados sobre su propio eje para sorprender al incauto alumno de detrás, enfocándolo con sus dos ojos saltones y,  lo mismo que los faros de un land rover congelan a un conejo, lo acribillaba con una pregunta del tipo: ¿¿Recuerda usted la controversia filosófica entre Heráclito y Parménides señor Ostos??

Ostos, miraba a derecha e izquierda sin entender el porqué de aquella agresión innecesaria hasta que Tomás nos sacaba de aquella tensísima situación resolviendo acertadamente la pregunta.

Pero el Padre Parrado, que llevaba décadas practicando esta suerte de control férreo de su clase, no sabía con quien se las estaba teniendo, éramos la promoción del 85 y teníamos muchos recursos para escapar a su control.

Igual que un campo de concentración, perdí todas las clases de filosofía de un trimestre en estudiar pormenorizadamente las rutinas de Parrado en su deambular por la clase, hacia donde miraba, qué zonas eran sus preferidas para detenerse, cuál era el tamaño de su carpeta, qué tiempo tardaba en despachar un folio y pasar a otro… No paré hasta encontrar un punto muerto, una zona en la que Parrado no pudiera controlarte y amigos… la encontré.

Justo cuando el Padre Parrado pasaba exáctamente a mi lado, a excasos centímetros de mi enorme cabeza, mi imagen escapaba a su control. La carpeta azúl se interponían, solo por dos segundos, entre los ojos de Parrado y mi cabeza. Ese era el único instante en el que no podía verme.

Decidido a tomarme la revancha aquella mañana de Febrero puse en mi mesa una moneda amarilla de una peseta y lo esperé.

Efectivamente el Padre Parrado comenzó a dictar  la lección pasando entre las filas una y dos. Luego entró entre la dos y la tres. Yo estaba justo en la mitad de la segunda fila.
El Padre Parrado pasó por mi derecha hacia el fondo de la clase. Pasaron esos dos segundos de ocultamiento... pero lo dejé pasar. Parrado llegó al fondo de la clase y se giró, comenzando la vuelta. Llegaba el momento. El paso del Jesuita era siempre constante, era importante que justo hoy no modificara su cadencia. Y tal como yo preveía… no lo hizo.
A los pocos segundos ya estaba justo entrando por mi derecha.
Me acordé de Luck Skywalker cuando dentro de la "estrella de la muerte" hubo de dejar el radar  electrónico de su nave para fiarse de su instinto mientras Owi wan Kenobi le decía desde el otro mundo: “Confia en la fuerza luck”.
Yo confié. Lo recuerdo como a cámara lenta.
Miré de reojo hacia el lado derecho y vi entrar en mi campo visual la rebeca vede cacería del Jesuita. Noté como su campo de visión era interrumpido por la carpeta y me decidí a hacerlo. Tomé con la yemas de mis dedos la moneda de una peseta y con un movimiento suave y cadencioso, sin apartar la mirada de mis apuntes, la dejé caer dentro del bolsillo de Don Francisco Parrado Fernandez Sacerdote Jesuita S.J.

Evidéntemente el Padre Parrado no estalló como la "estrella de la muerte", porque además no se traba de eso, pero su cerco de seguridad había sido vulnerado y no iba a ser la única vez.

Esta suerte de rebeldía fue repitiéndose clase tras clase, semana tras semana y fui perfeccionando la técnica con una soltura que incluso a mi me sorprendió.

Llegué a meterle monedas en ambos bolsillos. Uno a la ida, bolsillo derecho y otro a la vuelta, bolsillo izquierdo.
Incluso me atreví a meter más de una moneda en el mismo bolsillo. Era un riesgo ya que si chocaban entre si podrían delatar mi práctica.
La profanación sagrada fue tan popular que ya los amigos de alrededor recaudaban monedas durante los cinco minutos entre clases, para que yo las introdujera en los bolsillos de Parrado.
Hasta 14 monedas logré colar en los bolsillos del desconcertado Jesuita.

La cosa no quedó ahí, y otros alumnos como Pesquera o el propio Miguel, Niño Herrera, llegaron a dejar su regalito al sacerdote.

Lo mejor de todo era ver cómo acababa la clase, el cura se iba a su mesa a recoger sus apuntes y se metía la mano en los bolsillos descubriéndolos llenos de monedas.
No se qué pudo pensar, nunca se lo pregunté. Si tal vez pensó que se tratara del milagro de un Dios modesto y en crisis o si el alzheimer, por entonces desconocido, se estaba cebando con él.
Yo, escondido tras la masa de los alumnos, lo miraba de lejos riéndome de su cara de extrañeza y perplejidad. Lo traíamos loco.

Una mañana de Junio, cercano ya el fin de curso observé como el Padre Parado llegaba a su tarima, depositaba su carpeta y de forma taimada sacaba las monedas del día anterior de su bolsillo y las escondía bajo un folio.
Me extrañó esa acción.
Como cada día los pupitres estaban llenos de monedas dispuestos a caer en los bolsillos de la rebeca verde, pero algo grave estaba a punto de pasar.

Parrado puso cara de aquí no pasa nada y comenzó la lección. Penetró como de costumbre por las filas una y dos, pero su paso era más cadencioso de lo habitual.
Algo raro estaba pasando. Entró por mi izquierda y algo en mi mente me dijo, "no Garrido, ahora no, confía en la fuerza."
Parrado llegó al final, dió la media vuelta, llegó de nuevo hasta la pizarra y se giró como siempre. En ese momento vi que aquél día era distinto. A penas término su periplo por las dos primeras filas se palpó de manera muy sutil ambos bolsillos comprobando que nada había en ellos.
De  nuevo entró entre las filas dos y tres y al salir al encerado, otra vez, se palpó los bolsillos. Tuve la precaución de no introducir ninguna moneda y por lo tanto los volvió a encontrar como llegaron, vacíos. Sin duda Parrado estaba intentando detectar en qué fila estaban los graciosos que lo estaba volviendo loco.

Rápidamente corrí la voz por toda la fila: "Hoy no, cuidado, hoy no. Nos está vigilando. El pájaro ha volado del nido, las golondrinas vuelan al amanecer" y todas esas cosas que se dicen para llamar la atención y descojonarte.

Efectivamente Parrado entraba y comprobaba para detectar dónde se producía el sacrilegio, pero a nosotros no nos iba a pillar.

Pasado el ecuador de la clase comprobé que Parrado tras dos batidas completas entraba y salía de las filas sin realizar la comprobación posterior.
¡Ajá! ¡Esta era la nuestra!
No tardé en correr la voz. "El pájaro ha vuelto al nido, las golondrinas se han posado en el cable" y todas esas cosas que se dicen cuando quieres hacer el tonto.…
Aquel cuarto de hora final fue un auténtico frenesí. Lo recuerdo casi con placer. Llegué a meter monedas de dos en dos, de tres en tres, hacía el robot de Michel Jackson, chocaba los cinco con Pesquera, nos faltó hacer la ola en el campo de visión oculta de Parrado.

Cuando sonó el timbre y el Padre Parrado volvió al encerado a recoger su carpeta. Notó que subir a la tarima le costaba realmente y que sus hombros se hundían más de lo normal. Le vino a la mente la imagen de Santa Claus en un trineo tirado por renos, tal era el sonido de cascabeles que llegaba a su oídos. Se giró y con gesto pálido, con los ojos más abiertos que nunca y a punto de salirse de sus cuencas, tocó con sus dos manos ambos bolsillos.
Parrado se encendió como una bombilla incandescente, levitó unos segundos y expulso un humo gris perla por los oidos. Miró al cielo y puso cara de jurar en arameo.

Nosotros escondidos en la masa de la clase lo mirábamos desde lejos. Le habíamos dado monedas para la entrada de un piso. ¡Con la Promoción del 85, no se juega!



DUDA METÓDICA
Queridos compañeros de Portaceli 85, he escogido este descriptivo pasaje de nuestro paso por Portaceli de los que hoy se cumplen 25 años, pero bien podría haber escogido otros, todas hermosas anécdotas:

Desde aquella pequeña travesura de asaltar de noche el despacho del padre Aparicio y sacarle todos los muebles: mesa, perchero, sillas, estantes y montárselo exactamente igual, pero a la intemperie, sobre el alero del pabellón de COU; a las divertidas bromas infantiles que Mariano Ostos cometía sobre Manolito colgándolo de la ventana agarrándolo sólo por los pies.

También podría haber contado los tiernos juegos del 1X2 en el que el que golpeábamos una pelotita en el aire con la salvedad de que aquel que recibía el impacto coincidiendo con el numero 2 tenía la obligación de soportar como una marabunta de desalmados hiper-hormonados y desbocados zagales se abalanzaban sobre él con el derecho de fundirlo a leches hasta que sonaba el timbre.
No he podido tampoco dejar de recordar estos días la edificante imagen de los profesores fumando en clase o mejor, la del despacho de Don Pedro Garrido, primera sala de fumadores inspiradora de las actuales y en la que olía a Ducados y a Kruger del padre Naranjo.
O aquella en la que Ariza copió en el examen de Latín utilizando el libro de traducciones pero, equivocándose de texto. El padre Aldama le dio su merecido leyendo en clase su examen.
Decía cínicamente:
Llama la atención poderosamente el examen de Ariza, mientras Cesar dice “Craso envió dos legados a la provincia” el joven Ariza interpreta “la casa Romana se compone de vestivulum, atrium y complubium.”
El descojone era brutal.
Aunque es verdad que con el Latín siempre fuimos unos auténticos artistas. Creo que fue Fran Navarro, quien llegó a traducir, también para el Padre Aldama, el título de “La Guerra de las Galias”, “De Bello Gallico”, como el bello gallego.
También pensé en hacer un ensayo sobre la popularidad en el colegio a lo largo de los distintos años. Cuando estábamos en primero o segundo, con 7 años, el más popular era el que jugaba mejor al fútbol, pero por encima de este el que tuviera un balón de reglamento, el cual se llevaba en una red, colgado de la mano, mientras se le iba dando patadas a la vez que se caminaba.
Manolo Mesa me contó ayer mismo que el descubrió en tercero de Derecho al estudiar los reglamentos en derecho administrativo que “reglamento” no era un tipo de piel maravillosa de la que estaban hechos los balones buenos.
La popularidad en cambio a los 15 años se medía más por tener una moto, por fumar detrás de la basílica y fundamentalmente porque alguien te hubiera visto llevando una chica en el asiento trasero de tu moto. No valía cualquier moto, la monza por ejemplo, no generaba este efecto. Lo siento Juan Carlos.




¿DECEPCIÓN?
Debo deciros compañeros ahora que se cumplen 25 años de nuestra salida del colegio, que a pesar de que todos los signos que os he contado pudieran indicar otra cosa… yo siempre pensé que nuestra promoción iba a ser especial, distinta.
Yo pensaba que vivía rodeado de futuros triunfadores, que el futuro nos deparaba éxito profesional y personal a raudales. Pero la realidad y el tiempo... son muy duros.

Por favor, levanten la mano los que hayan aprobado la oposición de Abogado del Estado. Ahora Jueces, Registradores, Inspectores de Hacienda, Notarios (Pufff, menos mal Nacho)
¿Hay alguien que esté preocupado con el nuevo impuesto de Zapatero a las rentas más altas?

Queridos amigos los números dicen que nuestra Promoción 85 fue la promoción más torpe de Selectividad de cuantas han pasado por allí. Hasta que nosotros llegamos Portaceli sacaba en selectividad  un promedio de aprobados del 95%
Aquel año cayeron 25 de los nuestros.
Sólo llegamos al 80% de aprobados.
Algunos como yo, previendo el desastre, decidimos presentarnos en septiembre donde el éxito fue mayor.


CONCLUSION
Pero, qué demonios, hoy se cumplen 25 años de nuestra salida del Colegio y estamos aquí, 25 años después compartiendo una horas con personas con las que hemos convivido unos años cruciales en nuestras vidas, los años de nuestra infancia, los de nuestra adolescencia y los primeros años de juventud.

Esto si es realmente importante y dice mucho de vosotros.
A muchos a los que hoy habéis saludado hacía 25 años que no los veíais.

Yo he tenido la suerte de mantener como amigos a muchos de los que hice entre los muros del colegio, siempre han sido mi pandilla, mis amigos y a estas alturas de mi vida seguro que seguirían siéndolo para siempre. Ahora tomo conciencia de que ese es uno de mis mayores tesoros y el mejor legado que me dió el colegio Portaceli. Mis amigos.

Hoy, compañeros, puede ser el comienzo de una nueva etapa en la que se sacudan viejas amistades y se refresquen antiguos vínculos entre vosotros.
Ya sabéis, porque lleváis más de 40 años en este mundo, lo extraordinariamente difícil que es encontrar un amigo de verdad y aquí, a vuestro lado, hay mucha gente que ha sido forjada con vuestro mismo molde, que han escuchado las misma palabras, que han compartido la misma disciplina, el mismo código de valores… si miráis a izquierda y a derecha veréis personas que tienen todas las condiciones necesarias para saber como ser vuestro amigo.

Y que más da, tal vez no hayamos sido los más listos, los más brillantes, los más triunfadores, pero somos el grupo más grande que se ha dado cita en este evento para volver a saludarse y volver a fortalecer nuestros vínculos de amistad.
¡No seremos la mejor promoción de Portaceli, pero si con la que está cayendo, cercano ya el fin de mes, hemos reclutado a  cerca de 200 personas a razón de 95€ por cabeza, aquí lo que hay es mucha amistad y mucha economía sumergida!

Queridos compañeros, los Jesuitas nos han marcado.  No podemos evitar apreciamos, queremos, respetarnos. Aprovechemos el día y lo que queda de vida hasta el 50 aniversario.

Antes de terminar me gustaría mandar un saludo desde aquí a los que no han podido venir por motivos de distancia o trabajo y que han justificado su ausencia, como Joaquín Cuadrado, cooperante en la República Dominicana de la ONG Ingenieros sin fronteras, Laura Luca de Tena embarazada de siete meses con complicaciones, Jaime García Añoveros que reside en Chicago, Hermelinda Bellido en Londres, Pastora Valero en Bruselas y Fernando García Barros en Bolivia.

A vosotras, chicas, me gustaría deciros también algo bonito… pero después de todo lo que os ha dicho Plácido Osuna en el Blog no me atrevo.

Enhorabuena a Jose Galán: espíritu, alma, motor, calva de esta Comisión Portaceli 85. Azote de los indecisos, fustigador de los perezosos, Lobatón de los escondidos… hoy, José María,  hay unos 50 compañeros que están respirando después de 6 meses de implacable búsqueda por tu parte para que aparecieran.

Y para terminar os diré un secreto.
No se si vosotros habéis tenido esa recurrente pesadilla que suele darse cuando por fin has acabado la carrera. De repente sueñas una noche que llega una notificación a tu casa en la que se indica que te falta una asignatura de COU por aprobar y que por tanto no vale la selectividad que hiciste y que tienes que volver al cole.

Creo que sabéis de que pesadilla os hablo. Suele provocar un sudor frío y un sobresalto con la respiración entrecortada.

Hoy pienso vencerla. Por que después de esta jornada, avivada la llama de la amistad, prendida de nuevo la ilusión por los amigos, recuperado de nuevo el deseo por mis compañeras de entonces, si de nuevo el sueño me dice: "has de volver a COU", no tendré miedo.
Cuando vuelva a asaltarme en la penumbra somnolienta de la madrugada la gélida mano de esta pesadilla terrible, despertaré y le diré a la cara a mi propio sueño: que si, que no tengo miedo, que iré, que iré, si es con mis compañeros de siempre iré y lo volveré a pasar como nunca con mis amigos de toda la vida y me reiré con Casal y perderé al fútbol contra el Aldamae Pueri o el Shummorro y me pondré ciego de cerveza en el Candilejo y llegaré tarde a la clase de las 8:30 y esperaré en los servicios hasta poder entrar y volveré a llenarle de céntimos de euro los bolsillos al Padre Parrado y esté hará como que no se entera para hacerme feliz.

¡Si es con vosotros, amigos míos, volvería a repetir COU, toda mi vida!
He dicho.



9 comentarios:

  1. Ángel, monstruo, me han entrado ganas de solicitar plaza para COU el curso que viene.

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  2. Daría lo que fuera por hacerle llegar esta anécdota al Padre Parrado, y sobre todo ver su cara al leerla.

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  3. Extraordinario. amigo Ángue,brillante y agudo.Levangelio de nuestra promoción poco promocionada.

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  4. Si ya me pareció un gran discurso en su momento, al releerlo reposadamente, me parece aún mejor. Mi primera apreciación no se debió exclusivamente a la copiosa ingesta de espirituosos acompañados de sus respectivos refrescos.

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  5. Ángel, espero no estar duro de oído cuando nos recites el discurso del L Aniversario.

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  6. He vuelto a leer el discurso y me he emocionado, con vosotros repetiría mil veces

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  7. Tranquilo, Marcelo, en el L Aniversario no vas a tener duro ná.

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  8. Muchas gracias a todos vosotros. Me hace muy feliz que os haya gustado. Yo lo pasé en grande viendo vuestras caras. Abrazos.

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  9. Converjo en las precedentes apreciaciones. MIs públicas consideraciones al Garrido por tan extraordinaria pieza literaria y mejor performance. Colega.

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